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Seminario: “SOBERANÍA, GRACIA Y PROPÓSITO” Un estudio basado en el libro de JOB (II Parte)


Segunda parte del estudio que comprende los capítulos cuatro al treinta y siete. Se destaca la temprana respuesta divina del Creador al corregir a Job (capítulo cinco). Exposición de los discursos de Elifaz, Bildad y Zofar, con las respuestas en su defensa en cada caso por parte de Job. La particular intervención de Eliu al final de esta sección. Es una porción del libro que comprende el volumen más alto de todo el contenido, con mucho más de dos tercios (78%) del total de 42 capítulos.

Podemos caracterizar a esta sección con el tema “La sabiduría humana vs. la divina”. Comprende el bagaje cultural representado en el pensamiento de estos cinco hombres, en cuyas exposiciones se busca dar respuestas a los misterios de la vida desde la perspectiva humana. El paradigma sociológico considerado acá también plantea el pensamiento religioso del momento, es decir: el buen marchar de la vida en todos los aspectos es un indicativo de que las cosas están bien con Dios; lo contrario a ello, supone una vida pecaminosa o que al menos ha infringido la ley divina y por tanto, Dios ejecuta un castigo. Esta es la tesis que los amigos de Job manejan, con la cual buscan explicar el “porqué” de sus padecimientos. Se pone de relieve un concepto de justicia en el plano humano que pretende dar por sentado que Job merece lo que le está ocurriendo, ya que el resultado de lo que padece es una consecuencia directa de su maldad y pecaminosidad.

Podemos dividir esta sección en varios bloques, de acuerdo a la temática que se maneja en cada exposición. La primera de ellas comprende los capítulos 4 al 14: “Job ha pecado y debe arrepentirse”. La segunda involucra los capítulos 15 al 21: “Job es insensato”. La tercera parte incluye los capítulos 22 al 27: “La maldad y la impiedad del hombre”. La cuarta sección es desde los capítulos 28 hasta el 31: “Justicia y fragilidad humanas” Vs “Sabiduría y majestad de Dios”. La quinta sección Contiene el discurso de Eliu estructurado en dos partes: la primera referente a la contradicción hacia los amigos de Job y hacia el mismo Job; también condena la soberbia. La segunda de ellas referente al Creador, destacando su justicia, bondad y majestad; la misma comprende los capítulos 32 al 37.

Primera parte: capítulos 4 al 14.

.- Capítulo 4: Elifaz inicia esta sección con su discurso condenatorio en el cual expone que la razón de los padecimientos de Job es que ha pecado. Abre su ponencia evocando el otrora liderazgo de Job cuando atendía a los demás en sus calamidades, contrastándolo con su estado actual ante el cual se queja y quebranta, haciendo un directo reproche a su insolente maldición. No existe ninguna probabilidad de que Job sea justo y esté padeciendo al mismo tiempo toda esa calamidad. Pero si por otro lado, él es culpable de haber cometido pecado, entonces su padecimiento es una consecuencia directa de ello, tal como lo plantea en 4:7 al 9. En la siguiente sección emplea un lenguaje metafórico y habla en proverbios y parábolas, resaltando las quejas de Job y el sin sentido de sus protestas, ante lo cual, siguiendo la estructura de su discurso alegórico, subraya que el hombre, la humanidad toda representada aquí en Job, no es más justa ni recta que Dios. Hace énfasis en la fragilidad y la debilidad humanas y en la brevedad de su existencia.

.- Capítulo 5: Las Palabras de Dios surgen acá como el oportuno refrigerio ante toda la desolación, tristeza, amargura, dolor y frustración que Job padecía, aunado ahora al reproche y condenación por parte de Elifaz. El mensaje de Dios es profundo y a la vez sencillo. Es una invitación directa del Creador a Job para que considere la equivocada perspectiva que tiene acerca de lo que le está ocurriendo, y sobre la no menos errática de su posición exigente y necia basada en su propia idea de “justicia”. Los primeros cinco versos representan la exhortación que el Todopoderoso le hace para que renuncia a la necedad de su posición: “a pesar de que desconoce el verdadero origen y propósito de lo que experimenta, no cesa de parlotear y argumentar a su favor”. El Todopoderoso lo invita a cambiar de actitud debido a que no solo está comprometiendo su propia integridad, sino que su necedad afectará directamente a su descendencia (v 4), lo cual implica que si ya Job no tenía hijos, eta es una afirmación de que Dios le dará una nueva familia. No solo eso sino que el verso siguiente hace referencia a sus bienes, lo que revela que Dios reivindicará a Job en su totalidad, que le otorgará nuevamente bienes materiales y riquezas. Sin embargo, es menester que deponga su necia actitud que le impide tener la lectura correcta del proceso al cual Dios lo ha sometido.

.- El siguiente pasaje (versos 6-16) es revelador, permite abstraer con facilidad que hay un propósito divino en la fatídica experiencia de Job. En primer lugar, da por sentado que la propia condición humana es equivalente a la aflicción y al padecimiento (V. 7; véase I Ped. 1:24; Sal. 103:15,16; Isa. 40:6,7; Sant. 1:10). Sin embargo, si ello es una condición adquirida, en ese caso, lo inteligente y recomendable es “buscar a Dios para hallar en Él causa y propósito” (V 8). Los siguientes versos (9 al 16) explican por qué Job en lugar de argumentar, debe buscar a Dios: “porque Él hace cosas maravillosas, grandes e inescrutables”: da la lluvia a la tierra y envía agua a los campos (alude a los bienes que perdió v 10); exalta a los humildes y levanta a los enlutados (hace referencia a él mismo v 11); frustra y neutraliza a los astutos (hace alusión al plan de satanás contra Job v 12); atrapa a los sabios y perversos en su astucia (apunta directamente a los tres amigos de Job v 13); de día tropiezan con tinieblas y al mediodía andan en oscuridad (hace referencia a la sabiduría humana representada en los tres amigos de Job v 14); salva a los pobres, les devuelve la esperanza y hace callar a sus enemigos (Dios hace referencia a lo que Job hacía por los demás antes de su condición actual v 15 y 16; 4:3,4).

.- Esta tercera sección del capítulo cinco es aún más reconfortante, tomando en cuenta todos los aspectos e implicaciones de los padecimientos de Job, incluyendo no solo su ruina material, sino además su actual y deprimente estado espiritual. El mensaje es alentador y de consolación; comienza calificando a Job como bienaventurado por haber sido considerado por Él para corregirlo, v17. Lo alienta, al hacerse responsable de lo que padece y le garantiza su total restauración, v 18. Pero los versos que siguen (19 al 23) son contundentes en cuanto a la afirmación que Dios le hace referente a su restauración total y definitiva. Alude a seis tribulaciones y le garantiza que no habrá una séptima. Hay una afirmación de parte del Todopoderoso de que lo que ahora padece Job no solo no se prolongará sino que Él lo librará total y definitivamente de todo ello. La declaración profética se hace en tercera persona, ahogando Dios las voces de terceros y principalmente la de Elifaz, quien fue el primero en abrir su boca. Cada declaración apunta hacia cada padecimiento de Job y es un pronunciamiento para revertir su actual estado de derrota y ruina, en un postrer estado de restauración, progreso, paz y bendición sin límites. A partir del verso veinte Dios especifica: “En el hambre te salvará de la muerte y del poder de la espada en la guerra”. Uno de los padecimientos que en este momento Job experimentaba en carne propia era el hambre (ver 3:24), pero no solo el hambre fisiológica, sino el hambre espiritual de un alma y espíritu insatisfechos por el “acorralamiento” divino, según su percepción (ver 3:23), y aunque no había estado propiamente en guerra, el asalto del que había sido víctima así como la violencia con la que se había ejecutado, daban cuenta de lo que había padecido por “espada”; pero esta premonitoria declaración también es una afirmación sobre la liberación divina en caso de guerra literal. En el verso 21 la palabra profética declara la neutralización de la condenación que Job profirió contra sí mismo al maldecir su día de nacimiento (3:3-6) y al otorgarle a terceros (maldicientes) el derecho legal para que también maldijesen ese su día (3:8). En el 22 hay una clara referencia a lo incierto del futuro de Job bajo la actual condición de ruina, pero la palabra profética lo alienta, al decirle que no tendrá temor del hambre, de la destrucción ni de las fieras; en otras palabras, “no estarás al desamparo porque yo seré tu amparo” entonces, “te reirás”, tendrás total confianza. El verso 23 alude a un fundamento profético de carácter escatológico (ver Isaías 11:6-9) que afirma el restablecimiento del orden en todos los aspectos, como en Edén al principio, al suprimirse la hegemonía del pecado. Esto hará posible que la fiereza y estado salvaje de las bestias y animales del campo se extinga, pudiendo estos pacer tranquilamente en paz y armonía con los humanos. Esta declaración profética le otorga a Job un total y absoluto estado de paz, a tal punto que aún el reino animal estará a su favor.

.- La última sección del pasaje (24 al 27) comprende una serie de reafirmaciones, declaraciones y confirmaciones acerca de la palabra profética que garantizan la total restauración de Job y su reivindicación. En primer lugar, paz y estabilidad total e integral: ”…paz en tu tienda… nada te faltará”, (v 24). Garantía de que tendrá una nueva y numerosa familia: “Tu descendencia es mucha y tu prole como la hierba de la tierra”, (V 25). Prolongación de la vida, en total contraste con su deseo de muerte ampliamente expresado en el capítulo tres. Pero de una vida plena, llena de satisfacciones y alineada al propósito del Creador: “Vendrás en la vejez a la sepultura, como la gavilla de trigo que se recoge en su tiempo”. La declaración profética cierra con una contundente reafirmación de lo expresado: “…Lo que hemos inquirido…es así”; es otro aditivo para que Job tenga total, plena y absoluta confianza en su restauración, reivindicación y honra para él de parte del Todopoderoso. Y la exhortación final: “Óyelo y conócelo tú, para tu provecho”, es decir, considéralo, tómalo en cuenta, analízalo, es de total provecho para ti…

.- Capítulos 6 y 7: Esta sección del libro describe la queja de Job ante el Todopoderoso y ante sus amigos, declarando nuevamente su deseo de morir y elevando su sufrimiento. Cuando analizamos estos dos capítulos en el contexto de lo que Dios le propone y le garantiza a Job en el capítulo anterior, debemos concluir que lo peor que este hombre estaba experimentando en este momento, no era su ruina humana, económica, familiar, social y hasta emocional. La peor desgracia de Job en todo esto, era su decadente y deprimente estado espiritual. De hecho, una inteligente respuesta al Todopoderoso de humillación, arrepentimiento y súplica de perdón (lo que hizo posteriormente, según narra el último capítulo del libro), habría hecho posible que todo concluyese acá. Le habría ahorrado a Job más tiempo de sufrimiento, padeciendo los prolongados discursos de condenación, crítica y reproche de parte de sus amigos, y habría impedido la prolongación de toda su frustración, hastío amargura. Pero Job, lejos de responder humildemente a la Divina invitación, solo abrió su boca para quejarse, justificarse, reprochar y hasta reclamar y retar a Dios y responsabilizarlo de todo lo que le ocurría.

.- En los primeros cuatro versos del capítulos seis, justifica su queja y señala a Dios como la causa de todo su tormento. En los subsiguientes versos (5 al 13) justifica una vez más su sufrimiento, amplifica su deseo de morir como su principal petición a Dios (8-10). El resto del capítulo es un reproche a sus amigos por su censura. Declara que por su estado se han decepcionado pero que él no les ha pedido que vayan a verlo (20-22). Fustiga la ambivalencia de sus amigos cuyo comportamiento cambia constantemente como las aguas de los ríos. Les exige que le presenten evidencia donde prueben en donde está su falla, él estará dispuesto a escucharlos, pero les censura su implacable actitud al fustigar las palabras de un desesperado. Los acusa de desleales y de venderle como amigo y una y otra vez los insta a que le digan en qué está su falla y qué reprensión le hacen en su censura. Los invita a reflexionar y a retomar el diálogo reconsiderando su lo justo de su queja por su condición.

.- El capítulo siete muestra como Job amplía el discurso concerniente a su inconsolable sufrimiento. Señala que la vida del ser humano es trabajo y fatiga, por lo que su condición es el ineludible resultado del solo hecho de vivir. Expresa que ha experimentado meses de calamidad sin consuelo alguno y ni siquiera puede descansar por las noches. Describe el estado de su salud, con una piel infestada de gusanos de aspecto abominable. Da por terminados sus días y resalta la brevedad de su vida; una vez en el sepulcro, todo estará terminado y no le verán más. Considerando esto, entonces dará rienda suelta a su lengua y enfatizará en la expresión de sus quejas (v 11).

.- En esta última sección del capítulo siete, Job dirige nuevamente sus palabras contra Dios, quejándose de que Él no ha permitido de una vez por todas llegar al final de sus días. Lo acuso de perturbarlo con sueños, espantos y pesadillas cuando él planea reposar en su cama para aminorar su dolor. En base a esto justifica sus pensamientos suicidas considerando lo abominable que es su vida. Le exige al Todopoderoso que lo deje, que lo abandone definitivamente a ver si muere. En los últimos cinco versos reformula una vez más sus peguntas: ¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas y pongas en él tu corazón? Evoca momentáneamente su pasada y gloriosa condición cuando aún contaba con el favor de Dios, pero deplora su actual condición y no comprende por qué Dios no termina de abandonarlo a su suerte ante la muerte. No comprende el objeto de que Dios lo pruebe, y en su expresión pareciera que considerara obsesiva su actitud de seguir tomándolo en cuenta y mantenerlo en esta condición. Bajo las actuales condiciones, Job se muestra perdido, desenfocado e incapaz de comprender que exista algún propósito en todo esto y mucho menos de que Dios desee algo con él. Los dos versos finales (20, 21) dejan ver su total extravío al argumentar: “Si he pecado, ¿qué daño pude haberte provocado? Señala a Dios de haberlo convertido en el blanco de sus ataques al punto de haberse convertido en una carga para sí mismo. Porque, plantea, si este es el caso de que haya pecado, entonces “¿por qué no quitas mi rebelión y perdonas mi pecado? Pareciesen honestas sus palabras y justa su petición, no obstante, el final del verso deja ver que solo se trata de una queja con tinta de rebeldía, ya que al final Job solo desea es la muerte, como para ponerle fin a toda su existencia y a todo su sufrimiento. No hay una honesta y humilde actitud de rendimiento y humillación ante Dios, sino un altisonante reproche de alguien que ha considerado que lo mejor que le puede ocurrir en ese momento, es morir.

.- Capítulo 8: Bildad inicia su discurso, exhortando a Job a que guarde silencio. Afirma que lo que padece es justo y meritorio de parte de Dios. Inclusive, hace referencia a sus hijos y afirma que su muerte obedeció al justo pago por su pecado. Con estas palabras, este segundo amigo de Job muestra su radicalismo e inflexible posición al afirmar que su pecado le ha ocasionado todo su padecimiento y por tanto, debe arrepentirse. Pone de relieve el paradigma sociológico que maneja su generación (tanto él como Elifaz y Zofar) el cual plantea que los hombres justos, limpios y rectos ante Dios son favorecidos, guardados del mal , prósperos y bendecidos por Él. Pero los malos, pecadores, inicuos y los que olvidaron a Dios, son castigados, arruinados, acabados y torturados por él. Esta es la tesis que veremos a lo largo de todos los discursos de los tres amigos de Job y acá, al igual que en el discurso anterior de parte de Bildad, se deja claro este radical pensamiento. Por lo consiguiente, Job debe arrepentirse porque “…Dios no aborrece al perfecto, ni apoya la mano de los malignos” (V 20).

.- Capítulo 9: Job emite su respuesta al discurso de Bildad. Plantea que está de acuerdo con su pensamiento, lo cual indica que también él maneja la tesis sociológica antes referida. Pero muestra también su confusión, ya que Dios no solo castiga al pecador, lo cual considera justo, sino que también castiga al inocente, lo que considera injusto. Pero ante su majestad, poder y soberanía, ¿Quién puede reprocharle a Él? Durante los primeros trece versos Job resalta la soberanía, majestad y poder de Dios, ante quien nada ni nadie puede sostenerse. ¿Quién le refuta alguna acción o decisión? No existe un mediador que exponga su causa ante Dios, ya que Él hace como quiere. Ante su infinita majestad, se pregunta, ¿quién es Él para que Dios le responda? Aún si fuese justo Él no lo haría, debido a que lo ha quebrantado y herido sin causa (v 17). Una vez más Job retoma el discurso de la queja. Ha llegado a la conclusión de que Dios castiga y consume tanto al justo como al impío (v22). En los versos subsiguientes involucra a Dios como cómplice de las injusticias humanas (v 24), por lo cual se declara impío; si a fin de cuentas su destino es el mismo de los impíos, entonces en vano ha sido su integridad (v 29-31). Job desea haya un árbitro que interceda y establezca justicia entre Dios y Él. Su inamovible creencia de que no merece absolutamente nada de lo que está padeciendo lo lleva incluso, a considerar a Dios como injusto en el trato que le otorga. Una vez más, al final del capítulo, levanta nuevamente su voz en un tono reprochable y rebelde al decir “…hablaré y no le temeré…”, convencido de su propia verdad.

.- Capítulo 10: En este capítulo Job continúa con su discurso pero dirigido al Todopoderoso. Ha desviado su atención de los planteamientos ineficaces de sus amigos a quienes hace caso omiso y se ha detenido a conversar con Dios. Expresa a todas anchas su hastío por la vida, ya que no comprende por qué el Creador se ha ensañado contra él. Le pregunta por qué favorece al impío y lo desecha a él, siendo obra de sus manos. Indaga ante Él si acaso actúa como un mortal inquiriendo si hay en él pecado. Los versos 4 al 6 dejan entrever un tinte de sarcasmo en las palabras de Job, tal vez queriendo decir que Dios emula la actitud de sus amigos al buscar en él una causa condenatoria, “aunque –enfatiza- tú sabes que no soy impío”.

.- En los versículos 8 al 13 apela a la verdad de la cual está convencido: “Tu me formaste”. Sus palabras parecen una abstracción del Salmo 139, dice: “Tus manos me hicieron y me formaron…como a barro me diste forma… me vaciaste como leche y como queso me cuajaste. Me vestiste de piel y de carne y me tejiste con huesos y nervios. Vida y misericordia me concediste y tu cuidado guardó mi espíritu. Estas cosas tienes guardadas en tu corazón, yo sé que están cerca de ti”. Job no tiene dudas acerca de que el Todopoderoso no solamente lo creó, sino que también lo formó, le dio su cuidado y lo favoreció hasta el grado que logró alcanzar. Afirma que Él lo ha guardado, que le “concedió Su misericordia” y su cuidado “guardó su espíritu”. El verbo empleado acá para “guardar” es shamar, término hebreo que significa preservar, proteger, cuidar, guardar, resguardar (Gén. 2:15; 17:9; Ex. 31:14; Dt. 28:9). Este término es el mismo que se le asigna a Dios en Salmo 121:4 shomer Yisrael el que “guarda a Israel”. Estas palabras que revelan la profundidad acerca del concepto que Job tiene de Dios y lo que ha significado su relación con Él, muestran su lado inocente y la total incomprensión respecto de lo que vive. Él sabe que Dios sabe que esto es así (v 13). No comprende por qué el Todopoderoso se esmeró en crearlo, formarlo, sostenerlo, prosperarlo, bendecirlo, guardarlo, cuidarlo, cubrirlo de bienes y favores, para luego castigarlo de la forma que ahora, sin causa.

.- En línea a lo anterior, Job continúa (14-17): si existe una causa “si pequé, tú me has observado y no me tendrás por limpio de mi iniquidad”. En otras palabras, si soy culpable y estoy aparentando inocencia; si pequé, si soy impío y me presento como limpio… “¡ay de mí!”. En todo caso -dice- “si fuere justo, no levantaré mi cabeza, estando hastiado de deshonra y de verme afligido”. El patriarca se siente acorralado, abandonado, castigado y con el peor tormento de no comprender la causa de todo lo que le ocurre. Ante esto, se pregunta ¿por qué el Todopoderoso le permitió nacer? Si a fin de cuentas terminaría allí y el total de su vida serían “pocos días”, ¿qué sentido tiene haber nacido?, y una vez más vuelve a rondar el tema de la muerte en su discurso y el “sin sentido” que tiene su vida.

.- Capítulo 11: Una vez más la voz paradigmática plantea el pensamiento religioso de aquella sociedad, esta vez en las palabras de Zofar. Al igual que Bildad y Elifaz, está convencido de que lo que padece Job obedece al ineludible castigo que Dios trajo sobre él por causa de su pecado. Sus palabras son implacables, no menos que las de sus compañeros, no tanto por el hecho de creer que el pecador merece ser castigado, sino por la impertinente y afirmativa posición de que ese es el caso de Job. Es el radicalismo puro que no admite que lo que le ocurre, pueda obedecer a algo distinto a lo que su pensamiento dogmático considera. Estos tres “amigos” de Job representan el extremismo religioso de los fariseos y saduceos en tiempos de Jesús. Fueron capaces de conspirar, planificar y ejecutar un asesinato, al mismo tiempo que evitaron violar el día de reposo o incumplir cualquiera de los ritos de sus tradiciones. Por su parte, éste suplica que Dios mismo descubra el pecado de Job producto del castigo que ha recibido (v 4-6). Acusa a Job de vanidoso e inicuo y hasta lo insulta abiertamente (v 11, 12) y en los versos subsiguientes lo conmina a declarar su pecado, apartarse de él, establecer la justicia en su hogar y humillarse ante el Todopoderoso para que Él lo restaure.

.- Capítulos 12-14: La respuesta de Job inicia con una elocuente y sarcástica demostración de desdeño hacia las palabras de sus torturadores amigos. Les dice: “Ciertamente vosotros sois el pueblo y con vosotros morirá la sabiduría” (v 2). Los contradice diciéndoles que la sabiduría humana no está reducida a ellos; él también posee y seguramente hay otros sabios. Les recrimina su actitud como amigos, al solo criticar, burlarse y despreciarlo (v 4, 5).

.- Pero inmediatamente los hace a un lado y redirige sus palabras al Todopoderoso. Habla sobre su soberanía y que la vida de todos en la Tierra está en sus manos, tanto animales como el hombre. Lo alaba por su sabiduría, reduciendo cualquier tipo de sabiduría humana. Afirma que todo se mueve bajo su voluntad y que no hay nada que le sea oculto. Él es quien dirige a las naciones y a quienes las gobiernan, y les quita la gloria y el entendimiento a quienes dirigen el pueblo.

.- En el capítulo 13 hace alusión nuevamente a sus amigos y compara la sabiduría de ellos con la suya. No obstante, prefiere dialogar con el Todopoderoso (1-3). Los llama mentirosos, médicos nulos y les ordena que callen como un acto sabio de su parte. Les dice que ellos no representan la voz de Dios y que su mensaje tendencioso hace acepción de personas. Les profetiza que el Todopoderoso los reprochará y serán espantados por Dios. Llama a sus máximas “cenizas” y que todo su honor está fundamentado en lodo (4-12).

.- Les increpa a escucharlo y si su diálogo acarrea condenación y muerte para él, pues –dice- “que me venga después lo que me viniere”. En el verso 14, por primera vez, renuncia a la idea de suicidio y autocondenación como salida a su mal. Se determina a esperar en Dios aún si Él mismo decide matarlo; proseguirá con su defensa ante Él y está seguro de que al final, el Todopoderoso lo salvará porque “no entrará en su presencia el impío” (15, 16).

.- Redirige sus palabras al Todopoderoso (20-28) y pide particularmente dos cosas: “Aparta de mí tu mano y no me asombre tu terror”. Él estará dispuesto a hablar con Dios, así que lo invita a llamarlo o que le permita a él llamar y que el todopoderoso responda. Luego prosigue con las preguntas acerca de ¿por qué le trata de esa manera? ¿Por qué le esconde su rostro? ¿Por qué lo quebranta? ¿Por qué le reprocha los pecados de toda su vida? ¿Por qué lo persigue? ¿Por qué lo amarga? Finaliza la sección diciendo que su cuerpo se desgasta y prosigue el diálogo en el siguiente capítulo hablando de la fragilidad del ser humano…

.- El capítulo 14 es el escenario en el cual Job continúa con su especie de monólogo metafórico. Habla de la condición del hombre cuya vida es breve sobre la tierra, llena de hastío y sin sabores. En su elegía, hace referencias a “este” hombre en tercera persona. Se refiere a todos los seres humanos, al simple y mortal hombre y lo compara con Dios ante quien jamás podrá mantenerse en pie. Pero en realidad habla de sí mismo y una y otra vez deja escurrir sus quejas, las quejas que lo han caracterizado en todo su discurso. Discurre sobre la majestad de Dios, sobre su soberanía y versa de manera elocuente sobre la sabiduría del Todopoderoso. Pero frecuente e insistentemente, esgrime sus quejas como eje transversal en todos sus diálogos. Resalta su condición en loas de autocompasión; justifica sus quejas y presenta su apología ante sus amigos resaltando su derecho a expresarse. Inquiere ante el Todopoderoso la causa de su castigo y se presenta a sí mismo como el justo que está padeciendo sin razón. Increpa a Dios a que le responda, hasta que frustrado y hastiado, retoma el tema de la muerte y exclama contra la vida. Lamenta no haber sido un abortivo y roza una y otra vez la idea del suicidio. Repentinamente, en un hálito de sensatez, se muestra cuerdo, y continúa filosofando acerca de la vida y lo fatigoso de esta; la injusticia, la impiedad y vuelve a personalizarse en su diálogo nuevamente para presentar sus argumentos. Este ha sido el contenido de sus palabras y su conducta en todo lo que hasta ahora padece. Un constante zigzagueo entre la queja y el lamento, la elocuencia y la sabiduría, la locuacidad y el sufrimiento y entre su justicia y su increpación a la justicia divina.

Segunda parte: capítulos 15 al 21. Segundo ciclo de discursos

.- Capítulo 15: Elifaz inicia el segundo ciclo de discursos atacando nuevamente a Job. Le responde en cuanto a la discusión sobre su carácter como sabio. De sus palabras se abstrae que considera a Job insensato y le advierte que sus propios labios lo condenarán. Retoma la discusión acerca de quien en más sabio e inicia una serie de preguntas de retórica en las cuales deja ver que la juventud de Job y lo muy remoto de su ascendencia, no representan los hombres más sabios y antiguos sobre la tierra. Cierra sus interrogantes con la disputa acerca de quién es más sabio, si Job o él y sus dos amigos. Retoma las acusaciones hacia Job y lo tilda de abominable y vil. Seguidamente, lo invita a que le preste atención y comienza a versar en proverbios y parábolas sobre cosas que, según él, Job desconoce. Finaliza resaltando la iniquidad de Job y sobre el final que tendrá.

.- Capítulo 16: Job responde poniendo de relieve la despiadada actitud de sus “amigos”. Fueron a consolarlo y solo le han traído más dolor, fatiga y condena en medio de lo que vive. Los censura al decirles que en su caso, él los alentaría y fuese un alivio para ellos en su pena. Los fustiga y reprocha denunciando el mal que le han hecho al enfurecerse, criticarlo y asolarlo con sus fútiles palabras. El verso 10 constituye un breve resumen de la despiadada actitud de estos tres amigos de Job. Pero inmediatamente lanza su acusación contra Dios diciendo que Él lo ha entregado en manos de estos despiadados. Una vez más recurre a la queja y al lamento y describe nuevamente su condición y como fue empeorando en la medida que estos tres fueron contra él. Y una vez más, esgrime la inocencia de su causa y apela al Todopoderoso como su testigo, enfatizando su justa condición. No obstante, el silencia ante su causa se erige y sus días acaban, al tiempo que sus pasos no se detienen y van hacia el camino de donde no hay retorno. De esta manera, el patriarca acaricia nuevamente el tema de la muerte como salida definitiva de todo este trance.

.- Capítulo 17: Desconsolado, Job ora por su sanidad y advierte su triste condición como enfermo, olvidado, desamparado, traicionado por sus amigos y convertido en escarnio y vergüenza pública. Lamenta que su causa será un referente negativo para su generación, ya que se producirá confusión por lo inestable de la causa del limpio de manos ante el impío. Toda su esperanza se dirige hacia un ineludible fin: el Seol.

.- Capítulo 18: Bildad retoma el discurso condenatorio y describe el acelerado paso de Job hacia la muerte. Luego de refutar sus palabras procede a enfatizar su condición de impiedad y justifica su mal. Describe el proceso de su derrota hasta le inevitable descenso al sepulcro, sin prole ni descendencia. No habrá quien le suceda ni sustituya en la tierra, ya que bajará podrido, desmenuzado, con su piel roída y sin descanso hasta la muerte, las moradas de los impíos y de los que no conocen a Dios.

.- Capítulo 19: Esta vez la respuesta de Job representa una profunda súplica que hace a sus amigos para que no lo atormenten más. Suplica no continúen moliendo sus carnes con sus injurias. Suplica diciendo que Dios lo ha derribado y procede a describir aquello en lo que se ha traducido su castigo: ha sido despojado de su gloria, fue arruinado, el furor de Dios se encendió contra él; sus enemigos lo rodearon y atacaron. Por si esto fuese poco, sus hermanos se alejaron y sus conocidos se apartaron. Sus parientes se detuvieron y los moradores de su casa y sus criados se alejaron de él. Suplicó a su siervo y no lo atendió y su voz vino a ser extraña a su propia esposa. Sus íntimos amigos le aborrecieron y los muchachos se burlaron de él. Ante esto una vez más les suplica que tengan compasión de él. Pero al final exclama, en suplicante oración y declaración profética: “Yo sé que mi redentor vive y al fin se levantará sobre el polvo y después de deshecha esta mi piel en mi carne he de ver a Dios”. Culmina en el verso 29 con unas palabras premonitorias con las cuales les anuncia el juicio del Todopoderoso contra sus tres “amigos”.

.- Capítulo 20: Zofar en su respuesta no solo desatiende la súplica de su amigo Job, sino que le añade más condenación y tortura. En nombre de su inteligencia apresura a declarar sus palabras (v 3). Le recuerda a Job que toda la situación lamentable que vive y que acaba de describir, es simplemente normal y natural Dice: “siempre fue así”. En otras palabras, no te está ocurriendo nada nuevo, y acto seguido, reza la cronología de sin sabores que Job experimentará por ser un impío, pecador y merecedor de todo el mal que se le sumará, hasta que desfallezca y perezca, solo, arruinado, sin honra ni memoria; destruido y acabado, como resultado de su engaño, maldad, de haber robado y despojado y perturbado la causa de los demás. Las acusaciones de Zofar son exageradas, falsas e implacables, y finaliza diciendo que todo ese mal está señalado por Dios mismo en su palabra.

Capítulo 21: Job responde con una amplia y clara descripción de la vida de los impíos y sobre su final. Simplemente, Dios le dará el pago al impío. ¿Quién puede estar más elevado que Él en su sabiduría, quién le puede engañar? Resalta la maldad, conspiración y murmuración de sus amigos. Si el castigo y condena de los impíos es ineludible, ¿qué pretenden ellos con él con sus acusaciones absurdas? Califica a sus acusaciones y respuestas como simples falacias.

Tercera parte: capítulos 22 al 27. Tercer ciclo de discursos

.- Capítulo 22: El inicio de este tercer ciclo de discursos lo abre Elifaz con la misma temática condenatoria hacia Job. Al igual que Zofar, comienza a esgrimir una serie de hechos especulativos con los que acusa a Job de extorsionador, de haber despojado a los demás; lo acusa de malo y despiadado y despliega otra serie de acusaciones infundadas. Luego, siguiendo la misma táctica anterior, describe su condenación y el castigo que recibirá de parte de Dios. Al final, lo exhorta a arrepentirse para que Dios le restaure.

.- Capítulo 23: La respuesta de Job es breve y sabia. Si Dios lo juzga y prueba, éñl saldrá inocente porque simplemente lo es. Él ha seguido su camino, ha guardado sus pisadas, ha observado sus mandamientos y guardado su palabra. Por tanto, si le llevaren ante Dios, saldría ileso porque es inocente. Sin embargo, y acá hace referencia a su soberanía, si Él determina algo, ¿quién se opondrá? Enfatiza: “Él… acabará lo que ha determinado de mí”. Job demuestra con estas palabras su claro enfoque. Finalmente comprende que la soberanía de Dios priva por encima de todo y se impone. Job comienza a comprender que por encima de la justicia humana está y prevalece lo que Dios en su soberanía determina.

.- Capitulos 24 y 25: La respuesta de Job es una amplia denuncia y queja sobre la violencia y la maldad en la tierra. Pero los impíos, una vez más enfatiza, serán juzgados y serán cortados. Bildad responde brevemente preguntando: “¿Cómo se justificará el hombre con Dios? Su pregunta da cuenta de lo inflexible de su dogmatismo. La rigidez de la religión impide que Dios en su propia soberanía sea quien determine perdonar o condenar. Es tan pretenciosa e insolente la religión que determina condenar, aunque Dios pretenda justificar.

.- Capítulo 26: Job responde a Bildad describiendo brevemente la majestad de Dios. Él es grande, Todopoderoso, sabio y majestuoso, y todo lo que hemos sabido de Él y de su majestuosidad es apenas un susurro. “¡¿Quién puede comprenderle?!”.

.- Capítulo 27: Prosigue Job reafirmando su integridad. Él es soberano y si ha quitado mi derecho, ¡Viva Dios! Mantendré mi integridad hasta que muera. No justificaré sus tendenciosas y falsas acusaciones. Job les increpa y reprocha, luego les predice su fin al describir el mal de los inicuos y como terminarán sus días. No tendrán paz los impíos y su descendencia correrá la misma suerte.

Cuarta parte: capítulos 28 al 31. Cuarto ciclo de discursos

.- Capítulo 28: Job inicia este cuarto ciclo de discurso en solitario. Agotados ya los argumentos de sus fútiles amigos y calladas sus voces, Job prosigue discurriendo ahora sobre la sabiduría. Ampliamente habla de las cosas insondables e inescrutables de Dios y finaliza con un sencillo y profundo proverbio: “… El temor del –señor es la sabiduría y el apartarse del mal la inteligencia”.

.- Capítulos 29 al 31: Job prosigue haciendo un resumen de su discurso en el cual evoca su tiempo de honra. Quien lo volviese como en los meses pasados… “moraba como el rey en el ejército, como el que consuela a los que lloran”. Prosigue en el 30 refiriendo su condición actual. Si la anterior fue de honra, la actual es de deshonra. Evoca el tiempo pasado y lo contrasta con el actual, resurgiendo en su discurso el lamento y la queja. En el 31 apela nuevamente a su condición de inocente y nuevamente deja ver su interrogante acerca de por qué Dios le castiga. Establece supuestos en cuanto a que si hubiese pecado y mereciese el castigo, él lo asumiría justamente. En la amplitud de sus palabras enfatiza su inocencia, aunque prosigue insatisfecho en cuanto a la incomprensión de lo que vive.

Quinta parte: capítulos 32 al 37. Quinto ciclo de discursos

.- Capítulo 33: Se da inicio a la quinta y última sección de los discursos, esta vez en la voz de Eliú. Hasta ahora, este ha sido un visitante de Job silencioso y prudente. Al inicio de este capítulo se describe a sí mismo como joven, lo que nos hace ver su educación, prudencia e inteligencia. No intervino para nada en el diálogo de los adultos, hasta que aquellos tres, mucho más viejos que Job y en consecuencia, ancianos comparados con él, decidieron callar porque sus argumentos se agotaron. Aquellos tres no emitieron más respuestas y eso abrió el espacio para que este cuarto personaje interviniese. Y lo hace, encendido en ira y con mucha pasión, impelido por lo que considera unos insultos, debido a que tanto Job como sus amigos, de acuerdo a su criterio, se justifican ante Dios. Así que rompe el silencio y hace su introducción fustigando a aquellos tres que no tuvieron más argumentos pero sí condenaron a Job. Muestra su decepción al decir que esperaba atento a sus respuestas porque –aseguraba él- que en ellos hay sabiduría, pero sus palabras no fueron satisfactorias sino insultantes y calumniadoras. Así que, se determina a hablar, sin adulaciones, sin acepción de personas y abiertamente.

.- Capítulo 33: Luego de su presentación, Eliú dirige su discurso a Job. Lo exhorta por haberse justificado ante Dios y por contender contra Él. Apela a la soberanía del Todopoderoso y le dice a Job que Él le está hablando a través de la situación que ahora vive. Lo invita a seguir el camino del pecador penitente de acudir a Dios, reconocer su pecado, arrepentirse y dejar que Él lo restaure.

.-Capítulos 34 y 35: Una vez más Eliú fustiga a Job por su pretensión de justificarse ante Dios. Pro es equilibrado, objetivo y educativo. También es sarcástico (v 7), pero lo invita a que reconozca su error y equivocación al decir que tanto el impío como el justo son iguales ante Dios porque a ambos el Todopoderoso los trata igual. Lo exhorta pero no lo condena. Antes, invita a los otros tres a analizar la sabiduría de sus palabras y al propio Job a considerarlas. Describe el camino de los malos y el fin de los pecadores, pero invita a Job a acercarse a Dios y a reconsiderar su obstinada posición ante Él. Insiste una y otra vez en que Job reconsidere su pretensión de justificarse ante Dios y lo emplaza a que desista de sus palabras vanas y sin sabiduría y espere en el Todopoderoso.

.- Capítulos 36 y 37: Eliú prosigue con su discurso con un lenguaje apacible, didáctico, esperanzador y fácil de digerir. Diserta acerca de la bondad de Dios y muestra el equilibrio en sus palabras al declarar que en su justicia, el perdona y restaura al pecador que se arrepiente pero condena y juzga al que le rechaza. Presenta al Todopoderoso como Padre bondadoso y no como juez. Alaba su justicia y rectitud al decir que no pasará por alto la maldad e impiedad, pero igualmente que personará y recibirá al que se le acerque e implore su favor. Invita nuevamente a Job a guardarse y a alejarse de la iniquidad y a reconocer que no se le puede enseñar a Dios ni calificar lo que Él ha hecho. Prosigue disertando sobre la majestad y magnificencia del Altísimo. Proclama su grandeza y enaltece su poder. Finalmente, personaliza su disertación al dirigirse exclusivamente a Job y hablarle de las maravillas de Dios. Sus palabras podríamos decir que son inspiradas por el Altísimo y proféticas, ya que guardan una gran semejanza con las palabras del mismo Dios al dirigirse a Job y emplazarlo cara a cara, según se lee en el siguiente capítulo, lo cual consideraremos ampliamente en la sección final del estudio.

.- Déjanos tu opinión sobre el contenido de los discursos de los amigos de Job

.- ¿Qué opinas del discurso de Eliú?

.- ¿Cómo calificarías los discursos de Job?

.- ¡Qué has aprendido hasta ahora de este seminario?

NOTA: No pierdas la publicación próximamente de la tercera y última parte del estudio. Deja tus notas en la ventana de comentarios.


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